Flor: Flores hermafroditas, normalmente azules, pero a veces blancas o, más raramente, rosadas, de entre 8 y 13 mm de diámetro. Hacen un tubo en la base, hasta la mitad de la flor, y luego se dividen en dos labios. Labio inferior con tres lóbulos que muestran manchas violáceas alargadas, y sirven de pista de aterrizaje para los insectos. Se disponen en gran número a lo largo de los tallos.
Planta: Arbusto perenne, muy aromático, de hasta 1,8 m de altura, de tallos erectos y morenas, muy foliosas. Hojas lineares, de un máximo de 4 cm de largo y 3 mm de ancho, con textura de cuero y de color verde oscuro en el haz y blancas y peludas en el reverso.
Desde final de enero hasta final de mayo. A veces se puede alargar hasta final de junio.
Polen: poco.
Néctar: mucho.
Flor polinizada de manera muy preferente por abejas en general y muy especialmente para la abeja de la miel (Apis mellifera), aunque también la visitan otros insectos.
Es una planta bien adaptada al clima mediterráneo: el diseño de las hojas, cubiertas de un barniz impermeable para el anverso y una pilosidad densa por el reverso, permite perder poca agua y al mismo tiempo retener la humedad que pueda haber en el ambiente.
El nombre officinalis indica hasta qué punto ha sido utilizada desde antiguo como planta medicinal: se le atribuyen propiedades antirreumáticas, tonificantes, digestivas, aperitivas, anticatarrales y, recientemente, se sospecha que también antibacterianas.
Es muy apreciada como planta aromática para la cocina y para jardinería.
La miel de romero es una de las más apreciadas.
